La Organización Mundial de la Salud afirma que para los próximos años “Todos los países se
enfrentan a retos importantes para garantizar que sus sistemas de salud y de asistencia social
estén preparados para afrontar ese cambio demográfico.”
La Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030) fue declarada por las Naciones Unidas y tiene
como objetivo reducir las desigualdades en materia de salud y mejorar la vida de las personas
mayores, sus familias y sus comunidades a través de la acción colectiva. Para los profesionales en
nutrición también implica un reto ya que el adulto mayor presenta varios cambios en su
organismo que impactan su alimentación, además pueden presentar problemas de salud, que
requieren de dietas especiales, que muchas veces no son fáciles de lograr en esta etapa de la vida.
La dieta y el estado nutricional tienen gran influencia, particularmente en la prevención o
tratamiento de diversas enfermedades que afectan a este grupo poblacional. Además, el adulto
mayor es uno de los grupos más heterogéneos y vulnerables, y aunque la alimentación debe ser
personalizada, siempre debemos tener en cuenta aspectos inherentes al envejecimiento para
realizar la mejor intervención nutricional y así contribuir a un envejecimiento saludable y una
mejor calidad de vida.
Los adultos mayores tienen mayor riesgo de padecer malnutrición por: la disminución en el
sentido del gusto, el olfato y la ingesta de alimentos, anorexia asociada a factores psicosociales,
problemas masticatorios y de deglución, cambios fisiológicos en la función gastrointestinal,
enfermedades crónicas oncológicas y no oncológicas, polifarmacia, depresión, entre otros.
Con el envejecimiento disminuyen las necesidades de energía, pero no sucede lo mismo con las de
vitaminas y minerales, las cuales se mantienen o incluso en algunos casos como el calcio, pueden
aumentar.
A continuación, ofrecemos una serie de recomendaciones o parámetros generales a tener en
cuenta en la planificación de la alimentación del adulto mayor:
1. Ofrecer alimentos con una alta densidad de nutrientes, pero controlando el aporte de energía.
2. Evitar las restricciones dietéticas severas, las dietas para adelgazar solo se deben considerar en
personas mayores obesas, personas con problemas de salud relacionados con el peso, las
cuales deben ser combinadas con ejercicio físico
3. Aportar proteína de alta calidad:
- El huevo que aporta altas cantidades de proteínas, vitaminas A, D, E, K, y complejo B, es
rico en minerales, especialmente hierro. Además, es económico, fácil de preparar y se
digiere bien.
- Preferiblemente carnes magras y elaboradas con preparaciones culinarias de fácil
masticación (albóndigas, filetes, hamburguesas, croquetas de carne). Se debe restringir el
consumo de embutidos.
- Consumir más pescado que carne, incluyendo pescados ricos en omega 3 (salmón, trucha,
atún), que también son fáciles de digerir. Debe limitarse el consumir pescados con
demasiadas espinas para evitar accidentes
4. Las vísceras se podrían consumir cada 15 días ya que contiene gran cantidad de vitaminas A, D,
B12, fólico y hierro biodisponible.
5. Aumentar el aporte de ácidos grasos poliinsaturados Omega 3, por sus efectos
antiinflamatorios, antitrombóticos, antiarrítmicos, hipolipemiantes y vasodilatadores, en este
caso procurar una ingesta de 250 mg/día de ácidos grasos omega 3 de cadena larga (EPA y
DHA) para así reducir el riesgo de enfermedad cardíacas. Esta ingesta se puede alcanzar con el
consumo de pescados (que son la mejor fuente de EPA y DHA) como: salmón, atún, sardinas o
trucha, también se puede incluir semillas de linaza, de chía y nueces, o sino suplementar. Esto
se debe consultar con un nutricionista.
6. Consumir en crudo aceite de oliva virgen extra y se debe evitar el consumo de alimentos fritos.
7. Tener en cuenta la calidad del carbohidrato consumido, los que deben ser en su mayoría
complejos y de bajo índice glucémico, como avena, mazorca, arroz, pastas y arepas
idealmente integrales o de grano entero, papas, hartón verde, entre otros.
8. Cuidar el aporte especialmente de vitamina D, que puede ser deficiente como consecuencia
de su baja ingesta y de una disminución de la síntesis endógena eficiente.
9. De especial importancia también son las vitaminas B6, B12 y ácido fólico, debido a que el
déficit subclínico de las mismas, produce mayor alteración de la función cognitiva, reducción
en la densidad ósea, aumento en tasa de fracturas y aumento de los niveles de homocisteína
con el consecuente incremento del riesgo cardiovascular.
10. En cuanto a los minerales debemos prestar especial atención al calcio, hierro y zinc:
- Una ingesta adecuada de calcio se asocia con una protección frente a la osteoporosis,
hipertensión y riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
- En cuanto al hierro, su deficiencia se asocia con una alteración de la inmunidad celular,
haciendo que los ancianos se muestren más vulnerables frente a las infecciones.
- La deficiencia de zinc da lugar a anorexia, alteraciones en la piel, disminución del sentido
del gusto y olfato, dificultad en la cicatrización de las heridas, elevación de los niveles de
colesterol y del riesgo de oxidación de las LDL, riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares y cáncer, así como diversas alteraciones en la función inmunitaria.
- Fuentes alimentarias de estos minerales son: los lácteos para el calcio y zinc; y la carne
roja, el pollo, el hígado, la yema de huevo y las leguminosas para el hierro y el zinc.
11. Servir los platos a las temperaturas adecuadas, que los alimentos estén bien condimentados,
evitar el uso excesivo de especias irritantes.
12. Beber agua a intervalos regulares, aunque no se tenga sed. En promedio consumir de 6 a 8
vasos de agua por día para mantener un buen estado de hidratación corporal.
Por último, también como nutricionistas y familiares debemos tener presente:
Explicarle la importancia de comer adecuadamente.
Respetar sus gustos alimentarios.
Potenciar las características organolépticas de los alimentos para hacerlos más apetitosos.
Fomentar un ambiente de comida agradable y relajado.
Cuidar la presentación de los platos para que sean agradables a la vista, que los colores y
olores sean atractivos.
Invitarlo a que participe en la preparación o el servido de alimentos.
Todo ello hará que el anciano aumente su interés por la comida, al mismo tiempo que aseguramos
un mejor estado nutricional.
Bibliografía consultada:
Dapcich V, Salvador Castell G, Ribas Barva L, Pérez Rodrigo C, Aranceta Batrina J, Serra Majem L.
Guía de la alimentación saludable. Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Madrid; 2004.
Disponible en: http://aesan.msssi.gob.es/AESAN/docs/docs/publicaciones_estudios/ nutricion/
guia_alimentacion.pdf
Nutrición y Cuidados en el Adulto Mayor. Recomendaciones para una alimentación saludable.
Octubre 2004. SERNAC. Servicio Nacional del consumidor. Gobierno de Chile. Disponible en:
https://fiapam.org/wp-content/uploads/2012/10/Nutricion-y-Cuidados-del-Adulto-Mayor.pdf
Roja, L. (2020) Nutrición en adultos mayores [tesis de grado Universidad Nacional Arturo
Jauretche] Disponible en: RID - UNAJ Repositorio Institucional Digital UNAJ
https://biblioteca.unaj.edu.ar/rid-unajrepositorio-institucional-digital-unaj Instituto: Ciencias de la
Salud Carrera: Licenciatura en Enfermería 2020
Organización mundial de la salud. Envejecimiento y salud. Octubre 2022. Disponible en:
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